miércoles, 21 de diciembre de 2011

HACIA UNA ARQUITECTURA_LE CORBUSIER (REVISADO)


Hoy decidí que tengo que empezar a construir mi casa. Pero como es primavera y hace buen tiempo considero, tras mucho meditar, que no es necesario que sea un asunto de urgencia. “Ya mañana”. Mientras tanto, no necesito más que comida y un lecho, mullido de hierba, por ejemplo.
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Pasaron los meses, y, ay, amigo, el frío del invierno era duro, por lo que, tras mucho meditar, consideré que la construcción de mi casa era algo urgente, y que no podía andarme por las ramas, sino que debía buscarlas y construir rápidamente un refugio sencillo y útil. Tal y como haría Le Corbusier.


El libro Hacia una Arquitectura de Le Corbusier, uno de los mayores arquitectos del siglo XX, da vueltas y vueltas en torno a esta idea primera que se ha intentado reflejar de forma simpática en esta introducción: la casa como herramienta.
La casa para Le Corbusier ha de ser como el Ford tan de moda en su época, una herramienta, ni más ni menos. Solo así considera el autor que se puede llegar a la “armonía del espíritu”, e incluso a la moralidad.
La arquitectura debe ser algo que se plantee en serie, como el modelo fordista impuesto en las fábricas y en la economía por aquel entonces. No tiene sentido plantearla como la mera creación personal, pues esto es una falacia en opinión del arquitecto.
Para que la creación provenga entonces del artista, es preciso modular: solo así el acto creador está en consonancia con el universo y, por lo tanto, con uno mismo. La modulación, pues, llega de mano de la industria y el proceso en serie de montaje. Actualmente, además, Le Corbusier defiende que existen los medios para que la arquitectura sea algo técnico, preciso y fácil de realizar por cualquiera.
Esto último se debe a que, según él, la armonía reside en nuestro interior, motivo por el cual nos permite reconocerla en nuestro entorno. Por lo tanto, el proceso de creación surge en el momento en el que uno es consciente de su armonía, la del universo, la de todo en general y es capaz de proyectarla. ¿Cómo? Modulando.
Aun así, el libro hay que entenderlo en su contexto. En los años 20 está apareciendo la arquitectura moderna, pero esto no es óbice para que siga siendo la Academia la que dicte las leyes en cuanto a Arte y Arquitectura se refiere. Lo académico, según Le Corbusier,  es barroco, amoral, ya que busca lo forzado. Así pues, todo el texto no es más que una defensa al movimiento moderno (al que pertenece el autor).
Por último, hacer hincapié en lo que a mí me pareció, leyendo entre líneas,  soberbia en su prosa casi poética con una alta carga de sarcasmo. Da la sensación de que no admite muchas más opiniones que difieran de la suya, y esto no puede ser permitido ni siquiera en un genio de su talla.  Por lo demás, es un gran libro que recomendaría a cualquier estudiante de Arquitectura.




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